No obstante, para entenderlo mucho mejor debemos conocer cómo se estructura y qué órganos lo conforman.
Veamos no obstante qué componentes son los más distintivos de nuestro sistema endocrino.
Hipotálamo
El hipotálamo, situado justo debajo del tálamo cerebral, es clave para mediar en procesos como el metabolismo, la temperatura corporal, el hambre, la saciedad, nuestras emociones… Además, secreta hormonas que estimulan o suprimen la liberación de hormonas en la glándula pituitaria.
Un ejemplo de las hormonas que libera el hipotálamo es la somatostatina, la cual hace que la glándula pituitaria detenga la liberación de la hormona del crecimiento. Por otro lado, algo interesante que nos ha revelado el Colegio de Medicina Albert Einstein de la Universidad Yeshel a través de un estudio, es que esta estructura es también quien regula nuestro proceso de envejecimiento.
La glándula pituitaria
La glándula pituitaria es tan pequeña como un guisante, pero su trascendencia dentro del sistema endocrino es inmensa, tanto que se la considera casi como «el maestro de orquesta». Para entender sus funciones debemos saber primero cómo está formada:
La glándula pituitaria se divide en dos partes: el lóbulo anterior y el lóbulo posterior. El primer lóbulo lleva a cabo los siguientes procesos:
- Produce la hormona estimulante de la tiroides (TSH)
- Regula la hormona adrenocorticotrópica.
- Estimula la producción de la hormona luteinizante (LH) y hormona foliculoestimulante (FSH). Estas hormonas controlan la nuestra función sexual.
- Prolactina: hormona que estimula la producción de leche en las mujeres.
El lóbulo posterior, por su parte, favorece la producción de las siguientes hormonas:
- Hormona antidiurética (vasopresina): controla la pérdida de agua por los riñones.
- Oxitocina, la cual es clave durante el parto y en la producción de leche materna.
Glándula suprarrenal
Las dos glándulas suprarrenales se sitúan en la parte superior de cada riñón. Producen un tipo de hormonas llamadas corticosteroides, las cuales, además de regular el metabolismo del cuerpo, el equilibrio de la sal y el agua en el cuerpo, activan también nuestra función sexual y median en nuestra respuesta inmunitaria.
Asimismo, estas glándulas son las que activan y regulan nuestras respuestas de estrés. Lo hacen produciendo catecolaminas, como por ejemplo, la adrenalina.
Glándula tiroides
Hablábamos de ella al principio y de su importancia en nuestro equilibrio interno, en nuestro metabolismo y bienestar. Esta glándula en forma de mariposa situada en sobre la tráquea, segrega tres tipos de hormonas: la calcitonina, triyodotironina y la tiroxina.
Estas sustancias especializadas, regulan como ya sabemos el metabolismo del cuerpo. Además de ello, favorece otros procesos, como la maduración del sistema nervioso en los niños, regula la presión arterial, la frecuencia cardíaca, la digestión, el tono muscular y las funciones reproductivas… La glándula tiroides es sin duda otra estructura clave en nuestro organismo.
Glándula pineal
La glándula pineal o epífisis es sin duda una de las estructuras más interesantes de nuestro cerebro. Alojada justo en su centro y denominada por las corrientes espirituales como «el tercer ojo», tiene una trascendencia esencial en nuestro día a día. Es esa pequeña glándula que regula nuestros ciclos de sueño-vigilia, ella la encarga de segregar melatonina.
En vista de su gran importancia es importante tener en cuenta un aspecto: la glándula pineal, tal y como nos revela en un estudio la doctora Jennifer Luke de la Universidad de Surrey, en Reino Unido, es muy sensible a los agentes químicos. De ese modo, factores como vivir en un entorno muy contaminado o llevar una alimentación poco saludable, puede impactar en sus funciones o incluso en su temprana calcificación.
Para concluir, tal y como vemos el sistema endocrino es esa parte de nuestro cuerpo encargada de facilitar todos esos procesos clave en nuestro crecimiento, maduración, adaptación al entorno y a sus ciclos. Favorecer nuestra salud, cuidar del estrés y llevar hábitos de vida más relajados y naturales, nos permitiría sin duda optimizar al máximo sus funciones.