COMUNICACIÓN
Qué es Teoría crítica:
La teoría crítica es una doctrina de pensamiento que se funda en la crítica al marxismo y que propone, a partir de allí, un nuevo cuerpo teórico conocido como neomarxismo.
La teoría crítica fue desarrollada en la Escuela de Frankfurt por un grupo de pensadores e intelectuales entre quienes contamos a Walter Benjamin, Theodor Adorno, Max Horkheimer, Herbert Marcuse, Jürgen Habermas y Erich From, entre otros.
Como corriente de pensamiento, la teoría crítica se oponía a la teoría tradicional, basada en los postulados de las ciencias naturales y el positivismo (tan en boga para la época), a la cual acusaba de reducir el conocimiento a una reproducción conceptual de los datos que la realidad aportaba.
De hecho, el adjetivo de “crítica” viene a indicar su postura cuestionadora de los saberes precedentes.
La teoría crítica, en este sentido, propone que el conocimiento está mediado por la experiencia del sujeto, así como por su contexto histórico, político, económico y social, y sostiene que tanto los intereses teóricos como los no teóricos influyen en la forma en que se organiza, forma y constituye el conocimiento.
No hay, para la teoría crítica, una teoría pura, divorciada del individuo, su experiencia y su contexto histórico. El conocimiento solo es posible si se lo considera en su relación con la vida social, pues todos los aspectos de la realidad tienen un valor teórico que determinan en cierta medida la forma en que se produce el conocimiento científico.
De allí, pues, su propósito de realizar una actualización teórica del marxismo, puesto que la crítica teórica reconoce que tanto la situación económica como la política y social en que aquel cuerpo teórico fue creado han venido cambiando desde entonces, al punto de no ser ya aplicable.
4. Industria cultural
¿Qué es la industria cultural?
Industria cultural se podría definir como el conjunto de empresas e instituciones cuya principal actividad económica es la producción de cultura con fines lucrativos. En el sistema de producción cultural pueden considerarse: la televisión, la radio, los diarios y revistas, industrias cinematográficas, discográficas, las editoriales, compañías de teatro o danza, las distribuidoras, etc., creando mecanismos que buscan a la vez aumentar el consumo de sus productos, modificar los hábitos sociales, educar, informar y, finalmente, transformar a la sociedad, por tanto abarca todos los ámbitos de la sociedad e intenta incluir a todos los individuos sin excepción.
Zallo define la Industria Cultural como: “un conjunto de ramas, segmentos y actividades auxiliares industriales productoras y distribuidoras de mercancías con contenidos simbólicos, concebidas por un trabajo creativo, organizadas por un capital que se valoriza y destinadas finalmente a los mercados de consumo con una función de reproducción ideológica y social”.
En cualquier caso hay que destacar también la idea de que esta denominación tiende a crear una ilusión de semejanzas entre muy diversas industrias y consumos, unificando y disimulando diferencias significativas, las cuales son quizás aún mayores en el caso de la idea de “consumo cultural”, en la cual algunos autores no sólo incluyen los consumos de los productos de las “industrias culturales” sino también otros, como por ejemplo la asistencia a teatros, galerías de arte, museos y otros establecimientos semejantes. Por otra parte, ciertas maneras de denominar a estas industrias y consumos tiende a dotarlos de una suerte de status privilegiado, de una cierta “aura”.
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