2. Movimientos de la figura humana

"Cuando dibujes un desnudo, aboceta la figura entera y ajusta los miembros de manera que aunque solo acabes una pequeña porción del dibujo, todas las partes parezcan bien reunidas, así, ese boceto te será útil en el futuro"
Leonardo Da Vinci ( 1452-1519)

Figura humana en movimiento

La anatomía artística no es una finalidad en sí misma sino un medio, una verdadera herramienta artística para conseguir los objetivos que el dibujante desee marcarse.
El desnudo es el motivo artístico fundamental de toda representación figurativa, el que marca las pautas de forma, proporción, expresividad de cualquier otro tema. Cuando un artista actual dibuja un desnudo está expresando consciente o inconscientemente una concepción general de la figura más allá de la representación particular de su anatomía.

El movimiento de la figura puede ser explícito, activo o bien estar implícito en la pose. A veces se dice que una pose estática tiene "movimiento", debido a la determinada colocación de sus extremidades o por cierto dinamismo interno en la posición.

Una pose con movimiento será aquella en la que algunas partes se muestren más individualizadas  con respecto al conjunto. El esquema de una pose dinámica comprende necesariamente más elementos para conseguir abocetar la forma y colocación de los miembros.

La pose estática, en cambio será aquella en la que el conjunto domine y se imponga sobre cada una de las partes. Se puede esquematizar mediante una forma que exprese una sola masa del cuerpo sin partes exteriores a ella (un óvalo, rectángulo, triángulo...).

Proceso de un dibujo de figura en movimiento

La aproximación a la pose se lleva por medio de trazos muy sueltos y libres intentando captar la globalidad del movimiento y ensayando posiciones ligeramente distintas para cada miembro hasta fijar aquella que refleja la articulación del movimiento.

El carboncillo se adapta bien a  la expresión del movimiento. El trazo es fácil e inmediato, grueso o fino según la aplicación de la barrita y los sombreados se llevan a cabo con rapidez gracias a la posibilidad de difuminar las líneas con los dedos o un trapo.
Hay que evitar contornos demasiado rigurosos y marcados para que la figura no quede encerrada en sus propios límites.