6. Danzas típicas de Oruro

6.1. La diablada

La danza de la diablada es una danza típica del departamento de Oruro, y es el nace del culto al maligno supay con el diablo de la liturgia católica. En épocas pasadas cuando los conquistadores querían convertir a los indígenas depurando sus costumbres paganas, practicaban la catequesis del cristianismo.

Representa la lucha entre el bien y el mal; entre el Arcángel San Miguel con las Siete Virtudes, y Lucifer, con los Siete Pecados Capitales.

Detrás de la figura del diablo, parecerías esconderse conceptos y personajes de la religión andina, como el "tío" de las minas, ser sobrenatural, subterráneo y dueño de los metales que tan pronto puede conceder grandes riquezas, o causar la muerte en los socavones. El cerro de la mina, por su parte, está asociado con la Virgen, en cuyo homenaje surgió La Diablada.


Esta danza refleja el sincretismo religioso americano-europeo y hoy se la baila en muchas ciudades bolivianas y es imitada en otros países. 
Saltando sin pausa, con vueltas intercaladas y en perfecta formación, danzan los diablos sosteniendo en la mano una víbora, mientras que con la otra, enguantada de rojo, se abren espacio.

Para vestir al diablo, los sastres recaman los disfraces con habilidad excepcional, en tanto que las bordadoras extreman su arte en cada puntada de los deslumbrantes pañuelos con que cubren sus espaldas.

Los mascareros, por su parte, hacen de sus obras verdaderas creaciones artísticas. Se extrema la imaginación y cada máscara es original, única, adornada con los animales que el semidiós Huari envió para la destrucción de los Urus, antiguos habitantes de este solar altiplánico.

Entre los demonios, saltan algunos disfrazados de animales totémicos, como el cóndor, el "jucumari", etc.

Bastante atrás, deslumbra el ángel Miguel, quien con su casco rutilante, sus ojos vidriados, su espada culebrina, su escudo bruñido y hasta con su blanca y celeste vestidura alada, vigila a la Virgen del Socavón, traída por el alférez.

Danza la diablada