LA EVOLUCIÓN DE LOS SERES VIVOS

7. La evolución humana.

LA EVOLUCIÓN HUMANA

Hominización o Evolución humana

Desarrollo biológico y cultural de la especie Homo sapiens sapiens, los seres humanos. El estudio de la evolución del ser humano se basa en un gran número de huesos y dientes fósiles hallados en diversos lugares de África, Europa y Asia. También se han descubierto numerosos utensilios de piedra, hueso y madera, así como restos de fogatas, campamentos y entierros. Como resultado de estos descubrimientos pertenecientes al campo de la arqueología y la antropología, se ha podido componer una visión de la evolución humana en el transcurso de los últimos 4 millones de años, aproximadamente.


Orígenes humanos

Los testimonios fósiles de los antecesores inmediatos del hombre moderno están repartidos entre los géneros Australopithecus y Homo, y datan de hace unos 5 millones de años. La naturaleza del árbol evolucionista de los homínidos antes de esa fecha es muy incierta.

Entre 7 y 20 millones de años atrás, los primitivos simios se hallaban distribuidos por el continente africano y, posteriormente, por el euroasiático. Aunque se han encontrado multitud de huesos y dientes fósiles, la forma de vida de los individuos de esta familia y sus relaciones con los monos y hombres vivos hoy constituyen un tema de debate entre los científicos.

La comparación de las proteínas sanguíneas y el ADN de los grandes monos africanos con los del hombre indica que la línea que desemboca en el individuo moderno no se separó de la de los chimpancés y los gorilas hasta un momento comparativamente tardío de la evolución. En consecuencia, muchos científicos consideran que esta escisión evolutiva pudo producirse hace unos 6 u 8 millones de años; lo que significa que el testimonio conocido de los fósiles homínidos, que arranca hace unos 5 millones de años, posiblemente se remonte hasta los albores de la línea humana.

Australopithecus


Se han descubierto fósiles de este género en diferentes yacimientos en el este y el sur de África. Surgido hace más de 4 millones de años (algunos restos fragmentarios se han datado tentativamente 5 millones de años atrás), parece ser que el género se extinguió hace 1,5 millones de años. Todos los australopitecinos eran realmente bípedos y, por consiguiente, indiscutibles homínidos. No obstante, en algunos detalles de sus dientes, mandíbulas y tamaño de cerebro, presentan diferencias suficientemente marcadas entre ellos como para justificar una división en cuatro especies: Australopithecus afarensis, Australopithecus africanus, Australopithecus robustus y Australopithecus boisei.


El australopitecino más antiguo es el afarensis, que vivió en África oriental hace unos 3 o 4 millones de años. Hallado en la región Afar de Etiopía y en Tanzania, tenía un tamaño de cerebro ligeramente mayor que los chimpancés (400 y 500 cm³). Algunos individuos poseían dientes caninos algo más prominentes que los de los homínidos posteriores. No se ha encontrado ninguna herramienta junto a los fósiles descubiertos.

Al parecer, entre 2,5 y 3 millones de años atrás, el afarensis evolucionó hacia un australopitecino posterior, el africanus, conocido primordialmente gracias a los yacimientos del sur de África, que poseía un cerebro similar al de sus antecesores; sin embargo, aunque sus dientes masticadores, los caninos, todavía eran grandes no eran prominentes y llegaban al mismo nivel que las demás piezas. Como en el caso del afarensis, no se han encontrado útiles de piedra junto a los fósiles.

Parece ser que se produjo una escisión evolutiva hace unos 2,6 millones de años, ya que las pruebas fósiles revelan la presencia de al menos dos, y posiblemente hasta cuatro, especies diferentes de homínidos; uno de sus segmentos evolucionó hacia el género Homo y finalmente hasta el hombre moderno, mientras que los otros se transformaron en especies australopitecinas que más tarde se extinguieron. Estas últimas incluyen al australopitecino robusto, el robustus, restringido al sur de África, y al boisei, que sólo se ha encontrado en África oriental. Los primeros representan una adaptación específica ya que su principal diferencia con el segundo grupo radica en el gran tamaño de sus dientes molares, mandíbulas y músculos maxilares. Los australopitecinos robustos se extinguieron hace 1,5 millones de años.

El género Homo

Aunque los científicos no se muestran de acuerdo, muchos creen que tras la escisión evolutiva que condujo al Australopithecus robustus, el africanus evolucionó hasta el género Homo. En tal caso, esta transición evolutiva se debió producir hace 1,5 o 1,2 millones de años. Los fósiles de este periodo muestran una curiosa mezcla de rasgos: algunos presentan cerebros relativamente grandes (800 cm³) y dientes también grandes, del tamaño de los australopitecinos; otros poseen dientes pequeños, análogos a los del Homo, pero unido a cerebros pequeños del tipo australopitecino. Algunos cráneos y mandíbulas fósiles de este periodo, hallados en Tanzania y Kenia, en África oriental, se han catalogado como Homo habilis, que significa hombre hábil, ya que junto a estos fósiles se encontraron herramientas de piedra. El habilis contaba con muchos rasgos que le vinculan tanto con los antiguos australopitecinos como con miembros posteriores del género Homo. Parece probable que esta especie represente la transición evolutiva entre los australopitecinos y los posteriores homínidos.


Los primeros útiles de piedra encontrados proceden de yacimientos africanos fechados hace 2,5 millones de años; sin embargo junto a ellos no se ha hallado ninguna especie concreta de homínido. Los yacimientos fechados entre 1,5 y 2 millones de años atrás, que se encuentran en diferentes lugares de África oriental, no sólo incluyen multitud de útiles de piedra, sino también huesos de animales con marcas y arañazos. Estos restos demuestran que, los hombres comían carne, aunque se desconoce si dicho alimento se conseguía cazando o procedía de la recolección de carroña. Tampoco se sabe aún qué porcentaje de su dieta alimenticia procedía de alimentos vegetales recogidos y de insectos, y cuál de tejido animal. Asimismo se desconoce si estos yacimientos corresponden a actividades de miembros anteriores de la línea Homo o si los robustos australopitecinos también eran capaces de fabricar herramientas y de comer carne.

El fósil de un individuo de cerebro grande y dientes pequeños, cuyo primer hallazgo corresponde al norte de Kenia y con aproximadamente 1,5 millones de años, se ha clasificado dentro de la especie Homo erectus. La primera parte de la existencia de este Homo, como la de los homínidos anteriores en el tiempo, se halla limitada al sur y al este de África. Más tarde, entre 700.000 y 1 millón de años atrás, invade las zonas tropicales del Viejo Mundo y, al final de su evolución, las zonas templadas de Asia. Diversos yacimientos arqueológicos contemporáneos del Homo erectusrevelan una mayor perfección en la fabricación de útiles que la observada en los yacimientos anteriores. En la cueva del Sinanthropus pekinensis, en el norte de China, existen pruebas de que se había empleado el fuego. Estos datos sugieren que la conducta de los homínidos se iba haciendo más compleja y eficiente.

A lo largo de la vida del Homo erectus continuaron vigentes las principales tendencias de la hominización. El tamaño de su cerebro, no mucho mayor que el de los anteriores homínidos, entre 750 y 800 cm³, aumenta hasta 1.300 cm³,  dentro del rango de variación del Homo sapiens.


Los primeros Homo sapiens

Entre 200.000 y 300.000 años atrás, el Homo erectus evolucionó hacia el Homo sapiens. Debido al carácter progresivo de la hominización durante este periodo, resulta difícil identificar con precisión cuándo se produjo esta transición evolutiva, por lo que algunos fósiles de esta época han sido clasificados como Homo erectus tardíos por unos científicos y como Homo sapiens por otros.

Aunque pertenecientes al mismo género, estos primeros Homo sapiens no presentan un aspecto idéntico al del hombre moderno. Los testimonios fósiles más recientes sugieren que el hombre moderno, Homo sapiens sapiens,apareció por primera vez hace más de 90.000 años. Existe cierto desacuerdo entre los científicos acerca de si la secuencia de fósiles homínidos revela un desarrollo evolutivo continuo desde la primera aparición del Homo sapiens hasta el hombre moderno. Esta discrepancia se centra sobre todo en el lugar que ocupan los restos de Neanderthal, clasificados a menudo dentro de la cadena de la hominización como Homo sapiens neanderthalensis,. Los hombres de Neanderthal (que reciben su nombre del valle de Neander, en Alemania, donde se halló uno de los primeros cráneos) ocupaban algunas zonas de Europa y del Oriente Próximo desde hace unos 100.000 años hasta hace 35.000 o 40.000 años, cuando desaparecieron de los registros fósiles. En otras parte del Viejo Mundo también se han encontrado otros fósiles de diferentes variedades de los primeros Homo sapiens.


La discrepancia acerca del hombre de Neanderthal implica el interrogante sobre los orígenes evolutivos de las poblaciones de hombres modernos o razas. Aunque no es posible establecer una definición exacta del término raza, las poblaciones humanas muy distantes entre sí exhiben ciertas diferencias físicas. Estas diferencias representan adaptaciones a las condiciones ambientales locales, un proceso que según algunos científicos comenzó con la llegada del Homo erectus a todas las partes del Viejo Mundo hace aproximadamente un millón de años. En su opinión, la hominización a partir del Homo erectus ha sido una evolución continua localizada; es decir, las poblaciones locales han ido variando su aspecto a lo largo de los años. Los hombres de Neanderthal y los primeros Homo sapiens se consideran descendientes del Homo erectus y son los antecesores del hombre moderno.

Otros científicos consideran la diferenciación racial como un fenómeno relativamente reciente. Según ellos, los rasgos de Neanderthal (frente baja y abombada, cejas abultadas y cara grande carente de barbilla) parecen demasiado primitivos como para considerarlos antecesores del hombre moderno. Clasifican al hombre de Neanderthal en una rama lateral del árbol evolutivo humano que acabó por extinguirse. Según esta teoría, los orígenes del hombre moderno se hallan en el sur de África o en Oriente Próximo. Al evolucionar, entre 90.000 y 200.000 años atrás, se propagaron por todas las partes del mundo y sustituyeron a las poblaciones más primitivas de Homo sapiens. Además de algunos restos fragmentarios de fósiles procedentes del sur de África, esta teoría está avalada por las comparaciones de ADN mitocondrial (forma de ADN que se hereda exclusivamente de la madre) realizadas en mujeres representativas de una distribución universal de antecesores. Estos estudios sugieren que los humanos proceden de una única generación del África subsahariana o del sureste de Asia. Debido a estas pruebas que siguen la línea materna, dicha teoría se ha denominado la hipótesis Eva, pero sus resultados no son aceptados por la mayoría de los antropólogos, que consideran mucho más antigua la existencia de la especie humana.

Con independencia del resultado de la controversia científica, los testimonios muestran que los primeros grupos de Homo sapiens eran muy eficaces a la hora de beneficiarse de la climatología a veces adversa de la Europa de los periodos glaciales. Es más, por primera vez en la hominización, los homínidos comenzaron a enterrar a sus muertos, cuyos cuerpos acompañaban con herramientas de piedra, huesos animales e incluso flores.

Hombre de Cro-Magnon

Homínido de características muy similares al hombre actual, que pertenece a la subespecie del Homo sapiens sapiens. Vivieron en el oeste y sur de Europa durante la última glaciación. Las características físicas que distinguen al Cro-Magnon del Neandertal son su frente elevada y su barbilla perfectamente definida. Los utensilios atribuidos al periodo más antiguo de la cultura Cro-Magnon, el auriñaciense paleolítico superior, demuestran claramente que habían llegado a dominar el arte de fabricar diversidad de utensilios de piedra, hueso y marfil. Los hombres de Cro-Magnon llevaban vestimentas ceñidas y decoraban sus cuerpos con joyas y adornos de concha y hueso. Diferentes pinturas rupestres en las paredes de algunas cuevas constituyen pruebas adicionales de su elaborada cultura. Se cree que los Cro-Magnon fueron los antepasados remotos de los pueblos que habitan en el sur y oeste de Europa. El nombre Cro-Magnon proviene de un refugio rocoso de igual nombre en el departamento de Dordoña en el suroeste de Francia, donde en 1868 se descubrieron restos de esqueletos.


Comportamiento del Homo sapiens

Las adaptaciones fisiológicas que hicieron de los seres humanos animales más flexibles que otros primates, permitieron el desarrollo de una amplia variedad de capacidades y una versatilidad en el comportamiento que no tiene comparación en el resto del mundo animal. El gran tamaño del cerebro, su complejidad y maduración lenta, junto con el desarrollo neurológico a lo largo de los doce primeros años de vida, proporcionó la base para que el comportamiento estereotipado e instintivo pudiera ser modificado a través del aprendizaje. Los cambios en el medio se afrontaron mediante ajustes rápidos y no a través de una selección genética lenta, con lo que la supervivencia se hizo posible en condiciones extremas y en una amplia variedad de hábitats sin necesidad de una diferenciación adicional de la especie; sin embargo, cada recién nacido, que nace con pocos rasgos innatos y con una gran potencialidad de desarrollo del comportamiento, debe tener un proceso de aprendizaje para alcanzar su desarrollo completo como ser humano.


Atributos culturales

a especie humana es la única que posee un espacio que conocemos con el nombre de cultura. Se entiende por cultura la capacidad de planificar y de desarrollar pensamientos conscientes, la transmisión de las técnicas y del sistema de relaciones sociales de una generación a otra, y por último, la capacidad de modificar el medio ambiente. Los modelos de comportamiento integrados requeridos para la planificación y creación de herramientas se desarrollaron hace al menos 2,5 millones de años; además, también pudo haber existido en esa época alguna forma de código avanzado para la comunicación verbal. Las organización de cacerías, la utilización del fuego, el uso de ropa y los entierro con un cierto carácter ritual, estaban ya bien establecidos hace 350.000 años. Hay evidencias que datan desde hace 30.000 o 40.000 años algunos rituales religiosos, registros sistemáticos de datos y la existencia de un lenguaje avanzado y unas ciertas normas necesarias para la organización social. A partir de entonces, el género Homo comenzó a conformarse en el actual Homo sapiens.

El hombre moderno

Aunque la aparición evolutiva de los pueblos biológicamente modernos no modificó de forma sustancial el esquema básico de adaptación que había caracterizado las primeras fases de la historia humana, sí se produjeron algunas innovaciones. Además del nacimiento del gran arte paleolítico en los territorios de Francia y España, creado por los habitantes de las cavernas, algunos antropólogos defienden que fue durante esta época cuando se creó el lenguaje humano, un desarrollo que habría de tener profundas implicaciones en todas las facetas de la actividad humana. Hace unos 10.000 años se produjo uno de los acontecimientos más importantes de la historia de la humanidad: la domesticación de plantas y animales.

La comprensión actual de la hominización tiene sus pilares en los fósiles conocidos, pero el panorama dista mucho de estar completo